No me llames amiga. No vuelvas a hacerlo, no después de todo lo que ha pasado. No juegues con eso, sabes que duele. A veces me pregunto por qué es tan difícil, por qué ha de ser siempre tan complicado. Buscaría respuestas, pero ya estoy cansada, harta de encontrar sólo silencios. Y me rindo, hasta aquí he llegado, ya no quiero volver a imaginar, me niego a seguir luchando. Me conformaré con lo que venga, sea lo que sea. No voy a buscar nada, no quiero encontrar nada, ¿para qué? ¿Para volver a perder más de lo que soy, de lo que tengo? No. ¿Sabes? Arriesgué mucho en la vida, quizás demasiado. Y no se me da bien jugar, por mucho que presuma de nunca perder. Pero es que eso no es cierto. Pierdo, pierdo siempre aunque gane fortunas. Porque justo cuando lo tengo todo en la mano, cuando debo cuidarlo, dejar de arriesgar y sentirme bien, lo estropeo todo, el destino gana y se ríe de nuevo de mí.
