Welcome to my world, where everything is a SHIT.


Tenemos qué hablar.-Sus ojos se negaron a mirarlo.

-¿De qué?-Contesta él con dulzura. Esa maldita inocencia acompañada de una sonrisa.

Ella se abstrae en su mundo, inspira con fuerza y se convence de lo que va a decir.

-Creo que deberías saber algo.

Él comienza a no sentirse tan sereno, busca una posible respuesta antes de que ella hable, pero no es más rápido que ella, y se siente nervioso, ella va a hablar, y él no sabrá que contestar.

-Desde que te conocí, han pasado muchas cosas, algunas veces hasta creo que me he vuelto loca y que no sé de qué hablo. Pero hay algo de lo que estoy segura.

-¿Y se puede saber de qué estás segura?-Se adelantó para tomar unos segundos más de próloga.

-
Yo creía en el amor, hasta que te conocí.

-¿Qué?- Se responde a sí mismo aturdido. No, aquellas palabras deberían ser mentira. Quizás fuera una venganza en diferido por todas sus idas y venidas sin sentido. No. Ella lo quería. Sí, ella debería quererlo, porque,
algo sin previo aviso derrumbó su compostura. Su cara mostró horror. Y comenzó a tiritar, sólo la tenía a ella.

-No te asustes, no pienso alejarme de ti.

-¿Entonces?-No la entendía.

Ella se hizo esperar, repasó sus labios con su lengua. Lo miró, y le acarició su cara. Las dos gotitas que había dejado caer, esa misma mañana, en su muñeca, la estaban ahogándo. Él le agarró su brazo, no quería hacerle daño, pero apagó su ira apretándola fuerte.

-¿Entonces?-Repite por segunda vez.

-¿Qué es exactamente lo que quieres saber?

Maldita seas. Piensa, no estaría en el derecho de preguntarle nada. Se ve envuelto en su propio juego de mentiras. Se refugia en sí mismo y calla. Se niega a rebajarse a reclamar una declaración de amor, que él nunca hizo. Y ella lo sabe. Ella juega con él. Y eso no le gusta. No, nada en absoluto. Frunce el gesto y da media vuelta.

-
Eres un cobarde.-Alguien le susurra.

Pero eso nunca fue nada nuevo, y se marcha de allí. Prefiere no tener respuestas.